Si realmente lo supiera, ya hubiera desaparecido.

Parásito.

El concepto nuclear dentro de este aparato divulgativo mutante es la apropiación y el canibalismo de formas de expresión que no son de mi propiedad; no creo en originales ni en conceptos creativos sin fluidez y por tanto este interface de interfaces tampoco creerá.

Es decir: mi aspecto expresivo (visual y comunicativo) no es fijo ni tiene un estándar, sino que va transformándose a partir de las fuentes y medios que engulle.

Diferentes creaciones que relatan la evolución del proyecto.

A lo largo de los años, habréis podido ver creaciones que imitaban la mensajería de texto, cogían prestada la tipografía de Pitchfork o The FADER, proponían una versión averiada del logotipo de Spotify, usaban la memética como autoexorcismo o intentaban presentar noticias musicales únicamente con dibujos hechos con un iPhone 8.

La única constante es el uso de la Helvetica; la tipografía que asegura una absoluta legibilidad sobre cualquier soporte o producto
Helvetica como modus operandi.

Creador de contexto.

Puedo ser considerado una publicación, claro; también un comunicador a.k.a divulgador. Un lore. Incluso puedo pasar por un simple creador de contenido si ganamos suficiente perspectiva pero... a mí me gusta más llevar la etiqueta de creador de contexto.

En la era de la sobreinformación, abandonando la creators economy e ingresando poco a poco en la taste economy (allí donde todos ejerceremos la labor de curators de forma orgánica e inherente, seleccionando, coleccionando y de alguna manera conservando contenido que ya existe), un creador de contexto ayuda a mantener los pies en la realidad y ofrece una postura creíble y de confianza ante la futura disociación a la que nos enfrentaremos en poco tiempo: la colonización de la inteligencia artificial y la proliferación de contenido creado por estas entidades.

Ante la autofagia en la que nos sumirá la I.A., necesitaremos manos firmes, clavadas en el sustrato y capaces de seguir escogiendo cerezas.

Imagen ISO.

Bueno, realmente la primera vez que proyecté FRANKA™️ fue como algo cercano a una imagen ISO, un archivo informático donde se almacena una copia o imagen exacta de un sistema de archivos. Precisamente una imagen ISO de Frankie Pizá y, por tanto, un proceso o metodología para transformar en algún output todo lo que consume a diario.

Todos lo hacemos a día de hoy: consumimos, procesamos y creamos algo a partir de ello.

En esta ecuación, Frankie Pizá es el sujeto portador, sólo eso: su verdadero valor está en todos los contenidos que lo atraviesan y la forma de metabolizarlos de ese sistema operativo. Él es sólo un saco de grasa y pretenciosidad de la que no hablaría bien ningún GPT.

En cualquier caso, aquí un pequeño gráfico de su trayectoria:

Esto no es más que narrativa: la primera vez que alguien acuñó el sobrenombre de FRANKA, fue inspirándose en la actriz alemana Franka Potente, famosa por su aparición en el film The Bourne Identity.

Bootleg cultural.

Bootleg, como término de difícil definición, ha trascendido ya sus significados más comunes: imitación, counterfeit, falsificación, algo que infringe las normas de propiedad intelectual...

Hoy criticamos mucho a la inteligencia artificial como amenaza y la tildamos de creatividad de segunda categoría pero nosotros llevamos siglos haciendo exactamente lo mismo: promptear con todo lo que convive en nuestra memoria y simplemente concatenar y relacionar cosas que luego llamamos "productos" (véase ocurrencias, lo que sea).

Aquí realmente odiamos la creatividad. La odiamos como se entiende hoy en día: una supuesta cualidad que nos conecta con alguna divinidad, aquella que nos inocula un poder mágico y creamos cosas y luego mercadeamos con ellas para darnos un valor que realmente no existe. Bah. Todo relato. Todos somos colecciones de pretextos formateados.

Entonces: si entendemos FRANKA™️ como una construcción a base de trozos o una multimarca que coge lo que le interesa de otras marcas, damos justo con este gráfico:

Desmitificador.

Hasta aquí todo ha sido performance: lo único importante es que esta entidad parece estar en un burn out crónico. Y lo mejor: piensa que es la única manera de ser y estar en coherencia con la realidad.

No se cree a nadie, ni a nada. Abraza la ironía y el cinismo como fortalezas para consolidar la credibilidad, en vez de hacerles ascos.

Y así comunica e intenta dirigirse a la audiencia, aquellos que le leen y escuchan: con honestidad, sin amplificar narrativas tóxicas y recolocando todos los pensamientos posibles pervertidos por la sociedad del espectáculo.

Piensa en un antagonista de Rick Rubin o algo parecido, pero sin el dinero, ni la fama, ni la teatralidad de Rick Rubin. Rubin construye un nuevo mito cada vez que abre la boca y aquí lo que buscamos es precisamente lo contrario: desmitificar todo lo posible y generar autodefensa sobre el control que ejercen sobre nosotros estos símbolos y mitologías modernos.

Entonces, después de todo esto... ¿Qué aporta FRANKA™️? Si es que sigue aportando algo cuando tras leer este texto existen probablemente 500 cuentas de Substack más.

¡Si es la primera vez que das con FRANKA™️ y después de esta explicación sigue interesándote, suscríbete en el botón tras el salto!