024c es una suerte de compilación de signos y tendencias que nos servirán para comprender lo ocurrido en este 2024: una docena de ensayos y clasificaciones que usaré para plantear una radiografía de la industria musical, creativa y cultural. Una foto completa, con sus luces y sus sombras.

¿Quieres ser BRAT? Simplemente cuelga algún mensaje en tu perfil con el fondo color lima y la tipografía desenfocada. ¿Quieres ser una tradwife? Simplemente ponte ropa más clásica y compra nuevos electrodomésticos para cocinar a diario. ¿Quieres ser Punk? Simplemente busca una chaqueta de cuero ceñida en algún vintage y vete a buscar alguna camiseta demacrada de los Sex Pistols.

Con Internet y el reinado algorítmico, hoy la cultura funciona así: diseñada para ser consumida lo más rápido posible, ligera y desprovista de significado.

Más cerca de una esquizofrénica conversación de chat entre significantes que un día pertenecieron a una cultura real (con sus valores, con sus ideales) y nuevas mutaciones supuestamente subculturales que nunca llegarán a ser "una cultura" porque serán absorbidas y empaquetadas antes de poder madurar.

Extraído de la teoría de la 'híper-optimización'.

"Híper-optimización".

De hecho, la teoría de la "híper-optimización" (punto de vista que proponen desde el estudio Office of Applied Strategy) apuesta a que vivimos precisamente en el comienzo de lo que llaman una nueva edad oscura de la cultura, donde percibimos una súper abundancia de la misma pero a su vez un tremendo estancamiento generalizado. Este fenómeno se debe a que el sistema transaccional actual en el que nos relacionamos ha eliminado cualquier "fricción" o resistencia que pueda ralentizar la circulación de cultura. Porque lo que quiere es maximizar la eficiencia del consumo.

"Fricción" como cualquier cosa que ralentiza la producción cultural. En el pasado, estas barreras permitían que la cultura evolucionara de forma más orgánica, a través de la incubación de ideas, movimientos contraculturales y subculturas (éstas últimas, ya mencionadas, eran fuentes de "fricción" cultural que generaban innovación y resistencia al status quo).

También no hace tanto, existían muchos más criterios de verificación y supervisión: checks ✓ y double checks ✓✓, así como limitaciones que favorecían a su vez la creatividad y la innovación. Hoy esta cadena ha colapsado en un único proceso libre de fricciones que favorece una circulación y consumo. Se crea, se distribuye, se consume y se desecha sin que nadie deba dar su visto bueno. Y todo ocurre a mucha velocidad.

Hoy el sistema no nos deja crear cultura en el sentido literal del verbo, más bien nos dedicamos a optimizar: la producción cultural que obtiene mejores resultados en alcance, interacción y conversión es lo que se repite, se produce en mayor cantidad y luego se itera para crear más variaciones, ofreciendo más de lo mismo bajo el estandarte de la novedad. Así nuestro presente es justamente una inundación de versiones, remakes, reboots, interpolaciones, sampleos, adulteraciones y reapropiaciones.

Actualmente la palabra cultura ha quedado ella misma desarticulada y vaciada como le ocurre a un animal muerto en el proceso de taxidermia. En vez de cultura lo que tenemos son expresiones efímeras, storytelling transaccional y estéticas de consumo que derivan en un espectáculo diseñado para entretener, perdiendo por el camino la capacidad de inspirar cambios sociales o políticos.

Ni culturas ni subculturas, tan sólo distracciones pasivas destinadas a aumentar el rendimiento de nuestro consumo.

Kamala Is BRAT. NATO is BRAT.

Todavía no sabemos si el tuit de Charli XCX sobre Kamala Harris, justo unas horas después de anunciarse que reemplazaría a Joe Biden en la carrera hacia la Casa Blanca enfrentándose a Donald Trump, fue genuino y visceral o programado y performado. "Kamala Is BRAT" decía, simple y llanamente. Más que suficiente para asociar la identidad de la candidata demócrata con el fenómeno transitorio.

Ya con 'BRAT' fuera de sí, todavía en el ya extinguido BRAT Summer, la OTAN realizaba lo que para un servidor es la publicación del año en redes sociales, el contenido más evocador del 2024: la Alianza Atlántica se sumaba a la ola de superficiales asociaciones con la corriente del momento publicando una imagen con el mismo estilo pero sustituyendo 'BRAT' por peace.

Supongo que no pudieron resistirse: era tan fácil hacer tu bootleg de BRAT que medio mundo lo aplicó o pensó en aplicarlo a alguno de sus contenidos sólo para 1) elevar su identidad y colocarla junto a una narrativa principal 2) rascar algo de engagement ya que el algoritmo favorece la adopción de cualquier tendencia actual y 3) sumarse o pertenecer a algo con lo que muchos jóvenes progresistas comulgan o han comulgado.

La publicación del año: la OTAN adoptando la corriente 'BRAT' para mandar un mensaje de paz.

La OTAN, con ese post, introdujo dejó a 'BRAT' al borde de la muerte y todo lo que vino después fue una alucinación memética post-mortem que suele suceder cuando este tipo de narrativas efímeras ascienden para después caer en picado: 'BRAT' ya no es de nadie, es de todo el mundo y las subnarrativas de la misma acaban llevándola a la descontextualización absoluta.

Que una entidad como la OTAN se comporte como un influencer y decida asociarse con una estética dominante sólo para mejorar su identidad de cara a la audiencia potencial, nos indica irremediablemente cómo funciona hoy la transmisión cultural: buscamos acercarnos, asociarnos y apropiarnos de algo no para que ese algo sea visto sino para ser más vistos nosotros.

Ya no tenemos que comprometernos a nada, ni compartir ninguna ideología, ni siquiera sintonizar con ningún valor o rasgo para adjuntarnos a una narrativa. No tiene ni que importarnos aquello que usamos para nuestro propio beneficio. Es más ligero que todo eso: no son más que transacciones de influencia despojadas de cualquier aspiración transformadora.

¿De qué le valió a Kamala ser bendecida por la barita verde mocoso? Absolutamente de nada porque no hubo movimiento ideológico sino una apropiación superficial.
Selección de mis propios bootlegs sobre el template 'BRAT'.

La lección que nos deja el color mucosidad.

Apostaría que un 67% de muchos de los creadores de contenido que en el BRAT Summer hicieron un meme, crearon algún bootleg o usaron su marca para acercarse al movimiento tan sólo escucharon alguna de las canciones y ni siquiera completaron una escucha al total del álbum. Puedes no consumir una obra y usar o apropiarte de su estética adjunta y nadie te enviará ningún warning.

Bueno, muchos dirán que así funcionan simplemente las tendencias y tienen algo de razón. Movimientos gregarios a escala micro y macro existen y existirán siempre. Llevamos camisetas de nuestros grupos favoritos porque inconscientemente queremos encontrar a otros que también la lleven y así sentirnos que pertenecemos a algo. O que se lo digan a los que ahora están aprovechando para evidenciar que dejan X para marcharse a Bluesky sólo para que nadie pueda decir que tiene algo que ver con Elon Musk o ese tipo de gente.

'BRAT' consiguió empoderarse como narrativa global durante un tiempo determinado acumulando un montón de gente que sintonizaron con esa frecuencia por, también, únicamente un tiempo determinado; 'BRAT' creó un momentum cultural similar a cuando una side joke en un grupo de WhatsApp acaba colonizando tus álbumes de stickers y a la semana ninguno de los integrantes se acuerda.

¿Qué transmitía 'BRAT' para que tanta gente simultáneamente se sensibilizara con su narrativa adjunta? ¿Qué hizo que 'BRAT' acabara traspasando la propia obra a la que daba nombre e incluso a la propia mensajera?

Extraído del boletín The Sociology Of Business.

¿El anti-diseño vuelve o más bien es la Imagen que está ahogándose?

Buena, mala, de mejor o peor gusto, no importa: 'BRAT' será recordado como un impacto cultural (véase que impongo la cursiva en muchas de las ocasiones que aparece la palabra cultura para dejar entrever que no nos referimos a cultura sino a una alucinación que guarda semejanzas con la cultura).